Imagínate hablar, y que cada palabra que digas sea malinterpretada.
Imagínate sonreír y que a cambio te maldigan.
Imagínate dormir o despertar, y ser juzgado hasta por eso.
Imagínate que quienes se supone que te van a apoyar, sean los primeros en criticar tus decisiones.
Imagínate querer unir al mundo, pero que el mundo INSISTA en estar partido.
Imagínate promover la paz y que millones deseen tu muerte.
Imagínate amar, y a cambio ser odiado.
Imagínate ser el Papa Francisco.
Fuente: Brother John